Monday, May 15, 2006

ENTREVISTA A UNA SENSE SOSTRE


LA VIDA EN LA CALLE

“Me acostumbré a vivir mal desde pequeña y ya no me he planteado nunca vivir bien”

Antonia Manta piensa que llegar a la pobreza es muy fácil y muchos no lo creen


Antonia Manta Ramírez nació en Jaén i vino a Barcelona, hace 47 años, con su hija pequeña buscando a su marido que “se había escapado de casa”. Trabajó cosiendo en algunas casas de Barcelona pero perdió la vista de un ojo y tubo que dejarlo. Vivió en la calle dos años y pidió para poder comer. Cuando empezó a cobrar por vejez (280€) alquiló un almacén en la Barceloneta que le cuesta 225€, donde vive actualmente con sus dos perros y 62 gatos. Con la pensión paga el alquiler i come con el dinero que le dan los turistas y otra gente por retratarla con sus gatos, vestidos con collares muy vistosos. Estuvo enamorada y casada unos años con un hombre que “pasaba muchas horas en el bar bebiendo” y tubo tres hijos aunque uno de ellos murió a los 26 años. Cree mucho en Dios i es seguidora de Jesucristo. Reza cada noche en la playa por su hijo, las personas racistas y por la paz en el mundo. Admira el arte en las personas y le gusta estar informada de la actualidad en el mundo, al que describe como esquizofrénico. Le gusta la tranquilidad y prefiere vivir sola o en la calle antes que compartir una casa con alguien. Es amante de la naturaleza “ que contiene todos los minerales que componen a los seres humanos”.


LIDIA LABERNIA, Barcelona

- ¿Puede explicarnos como es un día de su vida?
Me levanto a las 6 de la mañana porque tengo una familia numerosa: 62 gatos y dos perros. Lavo, barro y limpio mi almacén y después me llevo a mi familia (perros y gatos) a la playa, para que vean la salir el sol.
Luego me voy a comprar algo de comer al supermercado. Vuelvo al almacén y cocino una ‘cazuela gitana’ de arroz, verdura o pollo, en un fogón de gas que tengo, para los perros, los gatos y para mi. Para comer no seguimos horarios, comemos cuando tenemos hambre. Estamos distanciados de la humanidad. A partir de la cinco salgo a la calle a pedir, porque con la paga no tengo suficiente para comer y por la noche vuelvo a la Barceloneta a dormir.

- Si le dijeran que puede pedir tres deseos, ¿qué pediría?
Amor, paz y fe. Pero no para mí, sino para toda la humanidad.

- Hay gente que no entiende este tipo de vida en la calle. ¿Por qué?
Es muy duro entenderlo. A la gente les cuesta porque no lo han vivido nunca, si no lo experimentas no puedes entenderlo. Para entender cosas en la vida hay que pasar por ello.
Te pondré un ejemplo. Yo perdí a mi hijo y me convidaron a que fuera a la Casa del Duelo. Allí diferente gente explicaba sus historias y sus problemas... decían que así nos entenderíamos y haríamos como una terapia. Yo dije que no. A mi no me benefician para nada estas terapias. Ya tengo mi dolor... ¿por qué tengo que acarrear con el de los demás? Prefiero estar en la playa sola, vivir mi soledad, con mis penas y no sufrir las de los demás, ya tengo yo suficiente con lo mío.

- Nos podría explicar algo de su vida, de su infancia...
Mi infancia fue muy mala, no tuve infancia. Nací al terminar la Guerra a Jaén y no podíamos ni comer. De pequeña me enseñaron i me acostumbraron a vivir mal y ya no he aprendido a vivir bien. ¡Ni me lo he planteado nunca!
¡Vaya ignorancia total la mía cuando era joven...! Me casé y tuve tres hijos sin tener nada que ofrecerles para comer, trabajé de lo que pude para sacarlos adelante.
Recuerdo momentos muy felices i otros muy malos.

- ¿Por qué ha terminado usted viviendo en la calle?
Mira, yo trabajaba cosiendo pero perdí la vista de un ojo y en el otro llevo una lentilla, casi no veo. Entonces dejé de trabajar como costurera y llegué a la miseria total. Vendí la Farola un tiempo y me operé los ojos, pero seguí (y sigo) sin ver bien y no pude trabajar. Entonces tuve que salir a la calle a pedir para poder comer.


- ¿Dónde suele ponerse en la calle?
Me pongo en la Rambla, en el edificio de Telefónica, en la Puerta del Ángel... Donde me deja la policía. Porque a veces, con esto que ha ordenado ahora Clos de sacar a los pobres de las calles de Barcelona, vienen los policías y te dicen “Aquí no puede estar”.

“Ningún partido político ha arreglado nunca nada, ni los de derechas, ni los de izquierdas, ni nadie. Aquí los pobres siguen la calle tirados”

- La política y los políticos actuales...
Escuchas sus discursos y te partes de risa. Todo lo que dicen es mentira y se lo creen ellos.
Yo no he ido al colegio. Pero mira la Historia, ningún político, ningún partido ha arreglado nunca nada, ni los de derechas, ni los de izquierdas, ni nadie... ¡Nada! Aquí los pobres siguen la calle tirados. Cuando llegas abajo del todo ya no puedes hacer nada. Te pisotean y eres víctima para siempre. Nadie te da la mano. Ningún hombre ha podido solucionar los problemas de la tierra. Pienso que el único que puede hacerlo es nuestro Padre.

- Y los servicios sociales que ofrecen algunas asociaciones o centros públicos...
Yo no he pensado en estas ayudas. Tengo mi almacén y hago la comida y comemos todos. ¿Sabes lo que pasa? Que la mayoría de los que van al comedor no se lavan. Y si se caen y se manchan de sangre o se hacen caca en el pantalón no se lavan. Y si se sientan al lado tu no puedes pegar bocado. A mi me da asco. Prefiero comerme un plato de arroz y una fruta. Además en los comedores sólo comen una vez al día son como estas ONG’s. Yo como tres veces. Para desayunar un vaso de leche y una magdalena. Al mediodía cocino arroz o verduras... Y por la noche con algo de queso, tomate o alguna fruta si puedo, ya me aguanto.
Mira como no fumo, no bebo, no voy a la peluquería... tengo el dinero para comer.
Hay pobres que necesitan toda la paga para beber y luego han de vivir en la calle en vez de coger un almacén.

“Las ONG necesitan a los pobres para que la gente de donativos y a los pobres no les llega nada.”

- ¿Qué ocurre con las ONG?
Pues que son las primeras que se olvidan de los pobres, no solucionan nada... Te meten imágenes para que les des dinero para los pobres del Tercer Mundo y se lo quedan ellos, a los pobres no les llega nada.
Nadie nos ayuda, ni los ayuntamientos ni nadie. Sólo necesitas ver el de Marbella...

- ¿Cómo lo hace para estar al día de las noticias?
Tengo un novio (enseña una radio) que me lo cuenta todo. Tengo algunos diarios, pero sólo puedo leer las letras grandes. En la radio escucho la COPE (se pone a reír)y me río mucho. Éste (refiriéndose a Jiménez Losantos) va a morir de una irritación. Siempre se altera y se pone muy mal.

- ¿Cree que cualquier persona puede llegar a vivir en la calle?
Sí. Cualquiera puede terminar en la calle. Llegar a la pobreza total es muy fácil y muchos no se lo piensan. Pero yo no deseo a nadie lo que he tenido que vivir y sufrir yo.

“A mí si que me gustaría vivir en un piso pero nadie me alquila nada”

- ¿Es usted feliz con su vida?
Bueno, almenos vivo mejor que antes y estoy mejor. Nadie me tortura, estoy sola y tranquila... Prefiero estar en la calle o vivir sola antes que estar con un psicópata.
A mí si me gustaría vivir en un piso pero nadie me alquila nada.
Para poder alquilar el almacén en donde vivo ahora un señor que me conoce de la calle y que es escritor tubo que avalarme.

- ¿Y cuando usted se pone enferma, qué hace?
Pues me aguanto. Me meto en la cama y no quiero ver a nadie. A veces los amigos vienen a hacerte la ‘puñeta’. Yo me quedo en la cama tranquila y no quiero saber nada. Si me tengo que morir quiero estar tranquila.
No tomo ninguna pastilla. Aguanto el dolor. No tengo miedo a la muerte.

- Veo que sus gatos son muy tranquilos, ¿cómo los adiestra?
Los adiestro a besos. Los gatos son mi familia. Os cuento una experiencia. Yo perdí a mi hijo y cada día le lloro. El gato viene y me limpia las lágrimas con su boquita. Así dejo de llorar y ya me río. Los gatos tienen conocimiento.

- ¿Y sus hijos?
Uno de mis hijos murió con 26 años. La chica vive en la Barceloneta en un estudio con sus dos hijos. Está separada y enferma, tiene alergia asmática. Yo no vivo con ella porque estoy acostumbrada a vivir a mi manera. Pero cada día viene a verme. Tengo unos hijos muy buenos para los padres que han tenido. El otro hijo vive en Almería y no conoce mi situación. Pero cada año viene una vez a verme. Tengo una familia maravillosa, además de mis animales.

- ¿Cree en Dios?
Yo soy seguidora del cristo desde los 40 años, pero no de la Iglesia que ésta es un ‘cacao’. En mi casa eran ateos y comunistas. Tenemos que aprender de Dios Todopoderosos y amar a todos. Que uno sea negro, amarillo, otro verde..., que más da?
¿Quiénes somos nosotros para cuestionar a dios? Yo no entendía por qué había uno paralítico y otro guapo y rico... De qué dios era hijo el paralítico, de un dios menor? He hecho muchos viajes a mi interior para contestarme y lo he hecho. Mira, había una civilización hace miles de años, la que estaba más cerca de la Creación y la gente era completamente poderosa con la mente. Hacían cosas increíbles: caminar sobre el agua, mover piedras de las pirámides... Pero se lo creyeron tanto que querían ser más poderosos que Dios, pasaron por territorios que no tenían que pasar y desaparecieron.
Nosotros somos igual que la naturaleza y tenemos los mismos minerales. Incluso la droga. Yo he tenido cáncer de hueso y tenía que tomarme inyección de morfina para el dolor. Pero un día me planteé que esta morfina la podía crear yo. Utilizando el poder de la mente.

“El cáncer que padecí se produjo ‘por mis movidas’, a causa de los nervios, del sin vivir, de no aceptar la realidad que vivía”


Y me dije que tenía que llevarme bien conmigo misma, porque el cáncer se había producido ‘por mis movidas’, a causa de los nervios, del sin vivir, de no aceptar la realidad que vivía. Yo aprendí a desarrollar esta morfina de mi mente para calmar el dolor, amándome tal i como era, gustándome con todas mis debilidades y cualidades.

- ¿ Los ciudadanos os tratan mal a la gente de la calle?

En la calle hay gente buena, gente mala... a mi han llegado a darme patadas chicos de 30 años.
A mi amiga por ejemplo la quemaron viva. Ella había sido directora de La Caixa. Pero tubo un desengaño amoroso, empezó con las drogas y terminó en la calle. El día que la quemaron llevaba un abrigo de pieles que le quedaba. Ella no hizo nada, no pudo hacer nada, le pusieron la gasolina y la quemaron viva. Cuando uno está arriba ‘se tira a todo’ y luego, cuando te quedas sin nada, los pierdes a todos. Yo no tengo miedo.

- ¿Ha padecido casos de racismo o clasismo?
Puedo explicarte un caso reciente. Yo suelo ir a comprar los collares de los perros a una ferretería. Hace unos días estaba yo pidiendo en la calle y pasó la dueña de la ferretería con sus amigas y no me dijo nada. Hace unos días volví a la ferretería y me dijo “Perdona que no te dijera nada... pero, que hubieran dicho mis amigas si hablaba contigo?” A mí la señora me dio lástima, la vi tan perdida que me dio pena. Les dije que ella no sería una persona hasta que no supiera tratar a todas las persona por igual. Más tarde me fui a la playa y resé por ella, para que cuando muera en su viaje al cielo no viaje con tan poco equipaje como el que lleva ahora.

- Ha dicho antes que usted está denunciada, ¿por qué?

Sí, tengo 57 denuncias pendientes... un día me iré a la cárcel. Al lado de mi almacén hay una peluquería y el dueño se queja por los gatos. Recoge firmas para que me echen. Pero al juez le gustan los gatos y... y ya se verá.

- Señora Antonia, muchas gracias por dedicarnos parte de su tiempo. Mucha suerte.
Vayan ustedes con Dios.

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